Cómo recuperar la salud tras dejar de fumar
¡Aleluya! Lo ha hecho... al fin ha tomado la decisión y ha dejado de fumar. Incluso si solo hace días o semanas que ha abandonado este desagradable hábito, probablemente ya haya notado algunos cambios.
Además del orgullo de poder decir que ha dejado de fumar, puede que esté experimentando una explosión de nuevas sensaciones en las papilas gustativas y un agudizado sentido del olfato. Estos cambios se perciben en tan solo 48 horas.
Otros beneficios para la salud casi inmediatos hacen que el esfuerzo merezca la pena. En las próximas semanas, meses o años, su cuerpo comienza gradualmente a recuperarse.
- La presión sanguínea disminuye
- Los niveles de oxígeno del cuerpo aumentan hasta niveles normales
- Las posibilidades de sufrir un infarto se reducen
- Las terminaciones nerviosas comienzan a regenerarse
- La frecuencia cardíaca baja
- El riesgo de sufrir un derrame cerebral disminuye
- La circulación mejora
- La función pulmonar aumenta
- La calidad de la piel mejora
- El riesgo de padecer cáncer de pulmón, garganta, boca y vejiga se reduce a la mitad
Aun así, primero deberá sufrir los desagradables efectos de la abstinencia a la nicotina, que duran de 2 a 4 semanas. Aunque no hay manera de evitarla, por suerte existen numerosos recursos que le ayudarán a superar esta fase. La Seguridad Social propone algunos tratamientos y terapias altamente efectivos para esta etapa.
Y una vez superado lo peor, es momento de sacar partido a la renovada sensación de bienestar y pasar a la acción para recobrar la salud. Si bien el cuerpo cuenta con efectivos mecanismos para lograrlo por sí mismo, puede acelerar el proceso y aumentar sus posibilidades de disfrutar de una larga y saludable vida libre de tabaco.
¿CÓMO PUEDE AYUDAR LA VITAMINA C?
La vitamina C es probablemente la más conocida y utilizada de todas las vitaminas, y no solo es práctica en época de resfriados. Realiza infinidad de funciones en el organismo y, en términos de recobrar la salud después de dejar de fumar, su acción puede resultar de incalculable valor...
- Función pulmonar
El humo del tabaco contribuye a la pérdida de la función pulmonar, en parte debido a la carga oxidativa que ejerce sobre los pulmones. Dado que la vitamina C es un gran antioxidante, ayuda a proteger los pulmones frente al estrés oxidativo. Varios estudios han confirmado que la vitamina C tiene efectos beneficiosos sobre la función pulmonar.
- Salud cardiovascular
Está ampliamente documentado que fumar provoca daño en los vasos sanguíneos, lo cual aumenta el riesgo de sufrir una cardiopatía o un derrame cerebral. Las propiedades antioxidantes de la vitamina C tienen un papel central en la salud y reparación de los vasos sanguíneos, por lo que esta vitamina es esencial para mantener el bienestar cardiovascular.
- Gingivitis
Los fumadores a menudo desarrollan gingivitis, probablemente debido a sus bajos niveles de vitamina C, que es necesaria para la síntesis de colágeno. El colágeno es un importante componente estructural de encías, huesos, dientes, tendones, ligamentos, piel y vasos sanguíneos, y es esencial para mejorar el estado de las encías y reducir la sensibilidad. Si le sangran las encías, padece gingivitis o ha perdido alguna pieza dental, esto podría ser un síntoma de que sus niveles de vitamina C están bajo mínimos.
- Piel deteriorada
Las primeras investigaciones han demostrado que fumar tiene un efecto negativo en la metabolización de la vitamina C, y los subsiguientes estudios confirman que los fumadores tienen unos niveles de vitamina C en sangre más bajos que los no fumadores. La falta de esta vitamina esencial deriva en la fragilidad de los vasos sanguíneos y en el daño del tejido conectivo, que son imprescindibles para una piel sana. La deficiencia de vitamina C afecta a la capacidad de producir colágeno, que es el responsable del tono, la firmeza y la elasticidad de la piel.
- Fatiga
La vitamina C forma parte de una serie de mecanismos del cuerpo para generar energía. En concreto, participa en la síntesis de carnitina, que tiene un papel esencial en la producción de energía ya que transporta los ácidos grasos hasta las células para ser utilizados como combustible. Además, la vitamina C ayuda al organismo a absorber hierro, sin el cual podría sufrir anemia. Es bien sabido que la falta de hierro provoca fatiga.
AUMENTAR LOS NIVELES DE VITAMINA C
Ahora que conoce todos los detalles, seguro que ya está pensando en ir a la tienda más cercana. Y es comprensible, sobre todo si ha dejado de fumar después de muchos años y los signos de daño son evidentes.
Es posible que no le gusten mucho las frutas y verduras y que, si le cuesta introducir una sola pieza en la dieta, consumir las 5-10 piezas necesarias para maximizar los niveles de vitamina C le resulte totalmente impensable. En este caso, el consumo de suplementos es una buena opción.
En lugar de precipitarse y comprar los primeros frascos de vitamina C que encuentre, deténgase a valorar los distintos formatos existentes. Los suplementos estándares de vitamina C por vía oral no se absorben correctamente debido a las limitaciones digestivas del estómago.
La eficacia y el grado de absorción son las claves de cualquier suplemento, de ahí que la vitamina C en formato liposomal, como Altrient C, sea la mejor elección. Altrient C proporciona la máxima biodisponibilidad, de modo que supera con creces la eficacia y nivel de absorción de cualquier otro producto de vitamina C estándar.
El sistema de administración liposomal de Altrient garantiza una excelente absorción de la vitamina C encapsulada y su paso al torrente sanguíneo. Los liposomas que albergan la vitamina C bajo una membrana protectora son capaces de resistir al entorno ácido del sistema digestivo y de superar los estrictos controles de absorción del organismo. Encerrar la vitamina C en un liposoma garantiza que casi el 100% llega hasta las células en donde realmente se necesita.
CAMBIOS DE ESTILO DE VIDA IMPORTANTES
Hay un par de aspectos básicos que cabe señalar en el camino hacia la recuperación de la salud.
- No subestime los beneficios de la práctica regular de ejercicio, que mejora la salud cardiovascular, aumenta la capacidad pulmonar, mejora el suministro de oxígeno al cerebro y la piel, y eleva los niveles de hormonas de la felicidad que le aportan bienestar y motivación. Márquese como objetivo un mínimo de 30 minutos diarios.
- Mantenga una dieta sana y equilibrada. Esto implica decantarse por carbohidratos integrales, proteínas magras y una gran variedad de frutas y verduras. Trate de evitar el azúcar, los alimentos procesados y el exceso de alcohol.
Estos sencillos cambios, unidos a una dosis diaria de vitamina C, deberían llevarle por el buen camino hacia una larga y saludable vida sin tabaco.
Jacqueline Newson, BSc (Hons) – Terapia nutricional